Cuando recuperé el conocmiento, veía borroso y sentía un
hilillo de saliva caer por la comisura de mis labios. Me tomó un poco de tiempo
recuperarme y darme cuenta que Lily me arrastraba hacia algún lado, con gran
esfuerzo. Me restregué los ojos y sacudí la cabeza; sentí dolor al hacerlo y un
quejido se me escapó, todo esto en medio un medio obscuro que sólo era
contrarrestado con el débil rayo de luz de la linterna. Ví algunas cosas
regadas por todo el suelo junto a algunos estantes. Lily notó que había
despertado.
-Debemos salir de aquí cuanto antes.
-¿Qué pasó pues? (me tomó un poco de tiempo recordarlo) Oh, demonios, es
cierto!
Lily Asintió, y mientras me ayudaba a pararme, continuó:
-¿Podés andar solo? No sabemos cómo se puso todo allá afuera.
-Espero que no tan mal…
-Pero tampoco tengás muchas esperanzas.
No pude contestar a eso. Se me erizó la piel y un escalofrío recorrió mi
espalda. A lo lejos escuché algunos gemidos, lo que terminaba por recordarme la
situación, para nada buena.
-¿Crees que podamos regresar por el mismo camino?
-No lo sé, debemos averiguarlo sobre la marcha.
En un segundo estábamos a la puerta del centro comercial. Y
como ya nada podía sorprendernos; sólo pudimos ver detenidamente los estragos
del terremoto sobre la muy deteriorada ciudad. Edificios reducidos a escombros
que adornaban el suelo y lo que quedaba de los postes de luz (o teléfono)
habían cedido al final recostándose sobre el pavimento. En cuanto a los
engendros, era todo un espectáculo. Algunos vagaban, como siempre, sin
dirección, sin objetivo y sin razón de ser. Pude ver algunos todavía vivos
debajo de los grandes bloques de concreto, intentando escapar; sin olvidar el cuadro
que había sido parte de nuestra existencia desde que todo empezó: manchas de
color escarlata por todo el suelo, paredes y miembros de todo tipo regados
hasta el último rincón.
Para entonces ya había perdido la noción del tiempo. Pero el
cielo seguía estrellado y obscuro. Corrimos por el mismo camino del que
veníamos, obviando la parte que íbamos esquivando a los muertos y teniendo que
volarle la cabeza a alguno. Los escombros empezaban a ser molestia. Lily y yo
tropezamos en repetidas ocasiones, pero no podíamos detenernos.
Al llegar al punto del bus articulado, mi corazón acelerado
desató una reacción de pánico increíble. Nos subimos de nuevo al bus y estamos
aquí desde hace ya largo rato. Hay demasiados muertos rondando la calle. Más
que cuando atraparon a Javier. Por ahí vi a algunos engendros patear la
escopeta vacía y algunos de ellos todavía raían los huesos de nuestro amigo
caído. Sinceramente no puedo describir lo que miraba; la decadencia de nuestro
mundo, era sólo el producto de nuestra maldad, cada uno de ellos regresando de
la muerte significaba cada acción errónea como humanos, cada asesino, cada
violador, cada estafador, cada político corrupto… Incluso las malas acciones
que creímos insignificantes estaban plasmadas en los ojos de cada muerto.
Todo esto es culpa nuestra.
Todo esto es sólo el reflejo de nuestra “humanidad” real.
Creo que Lily tiene una idea. Espero
tener otro rato para escribir luego.
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Esto… No sé por qué lo hago. Soy Lily y bueno… no sé por qué
quiero dejar plasmado en este estúpido papel la muerte del único sobreviviente
que podía acompañarme. Lo que sí puedo decir es que estoy agradecida con él. Si
no hubiera actuado a tiempo, él estaría describiendo mi muerte ahora mismo.
Todo se ha ido al demonio. Nada salió como esperábamos, desde un principio.
Luego que le conté mi plan, mientras estábamos descansando
sobre el bus, nos pusimos en movimiento de inmediato. El plan era sencillo:
correr y correr.
No sé como él hacía esto de escribir…
Habían pasado unos cinco minutos mientras nos movíamos entre
las ruinas de lo que antes fue la sexta avenida, cuando, al pasar por una
montaña de escombros tropecé (de nuevo) y caí con todo y mochila. Pero me había
enredado en algo y ese algo era una mano… Alguna de esas cosas que seguía viva
debajo de tantos bloques sintió o escuchó… no sé como demonios le hizo… pero
tomó tan fuerte mi pie… y mi única reacción fue gritar por ayuda… Gran error.
Los engendros que habíamos dejado atrás, los que estaban delante nuestro
empezaron a caminar hacia mí, hasta parecía que corrían al ritmo al que mi
corazón aceleraba. No lograba safarme y cuando lo hice, ya tenía encima a dos o
tres de ellos.
Tirada en el suelo, sólo cerré mis ojos esperando la mordida
que me llevaría de su lado. Pero ni las sucias uñas ni los dientes podridos
alcanzaron mi cuerpo. Escuché un bufido
y cuando abrí los ojos pude ver como uno de ellos se acercaba a sentenciarme; estiré
mis piernas con tanta fuerza como pude y logré echarlo para atrás, mientras ví
cómo el le partía el cráneo a otro, luego de derribarlo. Otros dos engendros
venían hacia a mí cuando logré incorporarme pero no tenía armas; me tomaron de
la blusa, pero escuché el sonido del bate rompiendo lo que le quedaba de brazos,
hasta que me dejaron libre.
-Yo…
-¡Lily, agarrá la mochila y vámonos!
Hice caso mientras me di cuenta que nos estaban rodeando. Mi
corazón parecía reventar y la adrenalina fluía de manera descontrolada.
-¡Lily!
No sé como mi cuerpo no podía responder como yo necesitaba
en ese momento. Ví la manera en cómo el se abría paso entre la multitud que
venía a nosotros y yo sólo podía verlo… no pude ayudarlo… Dios, que inútil me
sentí… Entonces rompí a llorar.
-¡Lily, por acá!
Después de todo había podido abrirse camino… Ya no era él.
Lo conocí por ser débil y sólo me caía bien porque era inteligente, era un buen
estratega… pero ví como se desató. Nunca lo conocí, nunca hablamos y ahí estaba…
descargaba su ira sobre ellos por protegerme (o al menos eso creo) y me tomó de
la mochila y me haló hacia afuera del círculo mortal que pudo haber sido
nuestra tumba, hacia el edificio de parqueos, que parecía intacto… Ni idea de a
que hora llegamos hasta allá…
La primera mala noticia con la que nos encontramos, fue sin
duda el edificio donde estaban los otros sobrevivientes: una ruina total. No
quedaba nada y si quedaba alguien vivo… no había forma de que pudiéramos
sacarlos de allí. Pero al final, creo que eso ya no es tan importante como lo
que él me dijo después…
-Lily…
-¿Ah?
Me mostró su abdomen lleno de arañazos y su playera parecía
humeda. No quise aceptarlo sino hasta que me mostró su hombro derecho: una
mordida de muerto.
-¿Creés que podás seguir sola?
-Yo… Es… No…
Rompí a llorar de nuevo. No podía ser que tuviera que seguir
sola. Abrí las mochilas, busqué el alcohol, vacié varios recipientes sobre sus
heridas… él gritaba de ardor mientras
golpeaba con su puño el suelo. Mis manos temblaban y apenas podía sostener el
algodón con el que intentaba limpiar…
-Lo siento… yo… no
podía…
-Lily… - Respondió mientras me tomaba de las manos – No hay nada que podamos
hacer. Ya terminó para mí. Es cuestión de tiempo.
-Pero yo… - Los sollozos se mezclaban entre las palabras que hacían que no
pudiera hablar con claridad.-
-Déjalo, Lily. Ya está. Por favor, no lo hagas peor.
Me dió esta libreta y el lapicero, casi por acabarse… Me
pidió que lo guardara. Me pidió que siguiera escribiendo si quería y que lo conservara…
Y me pidió un último favor:
“Asegúrate que cuando
me vaya, no tenga que regresar como ellos…”
Sabía lo que eso significaba…
En este mundo ( o lo que queda de él) no podemos andar por
ahí esperando que alguien más haga las cosas por nosotros. Este reflejo de
nuestro verdadero yo (como el lo hubiera descrito antes) nos debe enseñar que
no somos la especie dominante. Creacionismo o evolucionismo; siempre se
menciona a todos los organismos antes que al hombre. Si la humanidad logra
salir de ésta, debemos aprender de los errores anteriores a esta situación y de
lo que hemos hecho para sobrevivir. Ahora mismo ya no somos más los cazadores y
debemos aprender a vivir con eso si queremos seguir viviendo. El mundo está
hecho un caos. Lo estuvo antes que todo esto sucediera. Mi futuro es incierto,
como el de cualquier sobreviviente que ande allá afuera. No sabemos cuál será
nuestro último día. Aún no sabemos si moriremos a manos de los muertos o
incluso de los vivos. Pero debemos tener la muerte a cuestas para poder
disfrutar y agradecer cada día que seguimos con vida.
Él cerró los ojos. El silencio en el ambiente era tan
acogedor que hasta pude escuchar su
último suspiro y estaré exagerando… pero me pareció ver su alma mientras dejaba
su cuerpo y yo conocía lo que seguía.
Tomé el bate tan fuerte como pude, lo levanté con ambas
manos y mientras las lágrimas seguían corriendo a través de mi rostro, cerré
los ojos…
Fin