Hace un par de años se cruzaron nuestras veredas. No sé como
es que funciona eso del destino o si existe, pero allí estábamos y no hicimos
más que tomarnos de la mano y caminar
juntos. A través de grandes montañas, las nevadas que soportamos, los otoños
que disfrutamos y los días soleados en los que tomábamos helado.
Hoy es sólo un recuerdo.
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