martes, 25 de septiembre de 2012

La Crisis en Medio de la Crisis (IV - Final)



Cuando recuperé el conocmiento, veía borroso y sentía un hilillo de saliva caer por la comisura de mis labios. Me tomó un poco de tiempo recuperarme y darme cuenta que Lily me arrastraba hacia algún lado, con gran esfuerzo. Me restregué los ojos y sacudí la cabeza; sentí dolor al hacerlo y un quejido se me escapó, todo esto en medio un medio obscuro que sólo era contrarrestado con el débil rayo de luz de la linterna. Ví algunas cosas regadas por todo el suelo junto a algunos estantes. Lily notó que había despertado.
-Debemos salir de aquí cuanto antes.
-¿Qué pasó pues? (me tomó un poco de tiempo recordarlo) Oh, demonios, es cierto!
Lily Asintió, y mientras me ayudaba a pararme, continuó:
-¿Podés andar solo? No sabemos cómo se puso todo allá afuera.
-Espero que no tan mal…
-Pero tampoco tengás muchas esperanzas.

No pude contestar a eso. Se me erizó la piel y un escalofrío recorrió mi espalda. A lo lejos escuché algunos gemidos, lo que terminaba por recordarme la situación, para nada buena.
-¿Crees que podamos regresar por el mismo camino?
-No lo sé, debemos averiguarlo sobre la marcha.
En un segundo estábamos a la puerta del centro comercial. Y como ya nada podía sorprendernos; sólo pudimos ver detenidamente los estragos del terremoto sobre la muy deteriorada ciudad. Edificios reducidos a escombros que adornaban el suelo y lo que quedaba de los postes de luz (o teléfono) habían cedido al final recostándose sobre el pavimento. En cuanto a los engendros, era todo un espectáculo. Algunos vagaban, como siempre, sin dirección, sin objetivo y sin razón de ser. Pude ver algunos todavía vivos debajo de los grandes bloques de concreto, intentando escapar; sin olvidar el cuadro que había sido parte de nuestra existencia desde que todo empezó: manchas de color escarlata por todo el suelo, paredes y miembros de todo tipo regados hasta el último rincón.
Para entonces ya había perdido la noción del tiempo. Pero el cielo seguía estrellado y obscuro. Corrimos por el mismo camino del que veníamos, obviando la parte que íbamos esquivando a los muertos y teniendo que volarle la cabeza a alguno. Los escombros empezaban a ser molestia. Lily y yo tropezamos en repetidas ocasiones, pero no podíamos detenernos.
Al llegar al punto del bus articulado, mi corazón acelerado desató una reacción de pánico increíble. Nos subimos de nuevo al bus y estamos aquí desde hace ya largo rato. Hay demasiados muertos rondando la calle. Más que cuando atraparon a Javier. Por ahí vi a algunos engendros patear la escopeta vacía y algunos de ellos todavía raían los huesos de nuestro amigo caído. Sinceramente no puedo describir lo que miraba; la decadencia de nuestro mundo, era sólo el producto de nuestra maldad, cada uno de ellos regresando de la muerte significaba cada acción errónea como humanos, cada asesino, cada violador, cada estafador, cada político corrupto… Incluso las malas acciones que creímos insignificantes estaban plasmadas en los ojos de cada muerto.

Todo esto es culpa nuestra.
Todo esto es sólo el reflejo de nuestra “humanidad” real.
Creo que Lily tiene una idea. Espero tener otro rato para  escribir luego.
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Esto… No sé por qué lo hago. Soy Lily y bueno… no sé por qué quiero dejar plasmado en este estúpido papel la muerte del único sobreviviente que podía acompañarme. Lo que sí puedo decir es que estoy agradecida con él. Si no hubiera actuado a tiempo, él estaría describiendo mi muerte ahora mismo. Todo se ha ido al demonio. Nada salió como esperábamos, desde un principio.
Luego que le conté mi plan, mientras estábamos descansando sobre el bus, nos pusimos en movimiento de inmediato. El plan era sencillo: correr y correr.
No sé como él hacía esto de escribir…
Habían pasado unos cinco minutos mientras nos movíamos entre las ruinas de lo que antes fue la sexta avenida, cuando, al pasar por una montaña de escombros tropecé (de nuevo) y caí con todo y mochila. Pero me había enredado en algo y ese algo era una mano… Alguna de esas cosas que seguía viva debajo de tantos bloques sintió o escuchó… no sé como demonios le hizo… pero tomó tan fuerte mi pie… y mi única reacción fue gritar por ayuda… Gran error. Los engendros que habíamos dejado atrás, los que estaban delante nuestro empezaron a caminar hacia mí, hasta parecía que corrían al ritmo al que mi corazón aceleraba. No lograba safarme y cuando lo hice, ya tenía encima a dos o tres de ellos.
Tirada en el suelo, sólo cerré mis ojos esperando la mordida que me llevaría de su lado. Pero ni las sucias uñas ni los dientes podridos alcanzaron mi cuerpo.  Escuché un bufido y cuando abrí los ojos pude ver como uno de ellos se acercaba a sentenciarme; estiré mis piernas con tanta fuerza como pude y logré echarlo para atrás, mientras ví cómo el le partía el cráneo a otro, luego de derribarlo. Otros dos engendros venían hacia a mí cuando logré incorporarme pero no tenía armas; me tomaron de la blusa, pero escuché el sonido del bate rompiendo lo que le quedaba de brazos, hasta que me dejaron libre.
-Yo…
-¡Lily, agarrá la mochila y vámonos!
Hice caso mientras me di cuenta que nos estaban rodeando. Mi corazón parecía reventar y la adrenalina fluía de manera descontrolada.
-¡Lily!
No sé como mi cuerpo no podía responder como yo necesitaba en ese momento. Ví la manera en cómo el se abría paso entre la multitud que venía a nosotros y yo sólo podía verlo… no pude ayudarlo… Dios, que inútil me sentí… Entonces rompí a llorar.
-¡Lily, por acá!
Después de todo había podido abrirse camino… Ya no era él. Lo conocí por ser débil y sólo me caía bien porque era inteligente, era un buen estratega… pero ví como se desató. Nunca lo conocí, nunca hablamos y ahí estaba… descargaba su ira sobre ellos por protegerme (o al menos eso creo) y me tomó de la mochila y me haló hacia afuera del círculo mortal que pudo haber sido nuestra tumba, hacia el edificio de parqueos, que parecía intacto… Ni idea de a que hora llegamos hasta allá…
La primera mala noticia con la que nos encontramos, fue sin duda el edificio donde estaban los otros sobrevivientes: una ruina total. No quedaba nada y si quedaba alguien vivo… no había forma de que pudiéramos sacarlos de allí. Pero al final, creo que eso ya no es tan importante como lo que él me dijo después…
-Lily…
-¿Ah?

Me mostró su abdomen lleno de arañazos y su playera parecía humeda. No quise aceptarlo sino hasta que me mostró su hombro derecho: una mordida de muerto.
-¿Creés que podás seguir sola?
-Yo… Es… No…
Rompí a llorar de nuevo. No podía ser que tuviera que seguir sola. Abrí las mochilas, busqué el alcohol, vacié varios recipientes sobre sus heridas… él gritaba de ardor  mientras golpeaba con su puño el suelo. Mis manos temblaban y apenas podía sostener el algodón con el que intentaba limpiar…
-Lo siento…  yo… no podía…
-Lily… - Respondió mientras me tomaba de las manos – No hay nada que podamos hacer. Ya terminó para mí. Es cuestión de tiempo.
-Pero yo… - Los sollozos se mezclaban entre las palabras que hacían que no pudiera hablar con claridad.-
-Déjalo, Lily. Ya está. Por favor, no lo hagas peor.
Me dió esta libreta y el lapicero, casi por acabarse… Me pidió que lo guardara. Me pidió que siguiera escribiendo si quería y que lo conservara… Y me pidió un último favor:
Asegúrate que cuando me vaya, no tenga que regresar como ellos…”
Sabía lo que eso significaba…
En este mundo ( o lo que queda de él) no podemos andar por ahí esperando que alguien más haga las cosas por nosotros. Este reflejo de nuestro verdadero yo (como el lo hubiera descrito antes) nos debe enseñar que no somos la especie dominante. Creacionismo o evolucionismo; siempre se menciona a todos los organismos antes que al hombre. Si la humanidad logra salir de ésta, debemos aprender de los errores anteriores a esta situación y de lo que hemos hecho para sobrevivir. Ahora mismo ya no somos más los cazadores y debemos aprender a vivir con eso si queremos seguir viviendo. El mundo está hecho un caos. Lo estuvo antes que todo esto sucediera. Mi futuro es incierto, como el de cualquier sobreviviente que ande allá afuera. No sabemos cuál será nuestro último día. Aún no sabemos si moriremos a manos de los muertos o incluso de los vivos. Pero debemos tener la muerte a cuestas para poder disfrutar y agradecer cada día que seguimos con vida.
Él cerró los ojos. El silencio en el ambiente era tan acogedor  que hasta pude escuchar su último suspiro y estaré exagerando… pero me pareció ver su alma mientras dejaba su cuerpo y yo conocía lo que seguía.
Tomé el bate tan fuerte como pude, lo levanté con ambas manos y mientras las lágrimas seguían corriendo a través de mi rostro, cerré los ojos…
Fin

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